La materia de este mundo de Sharon Olds
Esa hora, fui más yo misma que nunca. Me había sacado a mi madre lentamente de encima, estaba acostada ahí respirando por primera vez, como si el aire del cuarto me estuviera soplando como a una burbuja. Todo lo que tenía que hacer era salir por la línea de mi mirada y volver, salir y volver, en la seda de la gravedad, la presión del aire una caricia, oliendo en mí la sangre cremosa de ella. El aire me tocaba suavemente la piel y la lengua, entraba en mí y sacaba los pequeños suspiros que yo no sabía que eran míos. No tenía miedo. Estaba acostada en la quietud y miraba, y me dedicaba al pensamiento sin palabras, mi mente recibía su oxígeno directamente, la rica mezcla por boca. No odiaba a nadie. Miraba y miraba, y todo era interesante, yo era libre, todavía no enamorada, no pertenecía a nadie, no había bebido leche, todavía – nadie tenía mi corazón. No era muy humana. No sabía que existía alguien más. Estaba acostada como un dios, por una hora, después vinieron a buscarme, y me llevaron con mi madre. + Leer más |