La mirada de los peces de Sergio del Molino
La cobardía inventa muchas excusas para pringar al cobarde con la laca de la dignidad.
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La mirada de los peces de Sergio del Molino
La cobardía inventa muchas excusas para pringar al cobarde con la laca de la dignidad.
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La mirada de los peces de Sergio del Molino
Las mejores preguntas se me ocurren siempre cuando no queda nadie para responderlas.
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La hora violeta de Sergio del Molino
Lo malo de saber demasiado es que nos negamos el refugio de la ignorancia y el cálido y húmedo consuelo del autoengaño.
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La hora violeta de Sergio del Molino
“Los hijos que se quedan sin padres son huérfanos, y los cónyuges que cierran los ojos del cadáver de su pareja son viudos. Pero los padres que firmamos los papeles de los funerales de nuestros hijos no tenemos nombre ni estado civil.”
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La hora violeta de Sergio del Molino
El dolor asusta a los demás, damos miedo. La gente se aleja, no te entiende, esperan que lo superes, que vuelvas a ser el de antes. Terminamos solos en nuestro laberinto.
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La piel de Sergio del Molino
Somos nosotros, los mayores, quienes tenemos miedo, porque el miedo auténtico sólo procede de la experiencia. Tenemos miedo al hambre cuando vemos que no podemos pagar las deudas del banco. Tememos la guerra por que vimos lo que les hizo a nuestros abuelos. Nos aterra la enfermedad porque hemos llorado en los funerales de nuestros amigos. El miedo sin experiencia sólo es una locura filosófica, por eso los niños no se asustan de veras.
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La hora violeta de Sergio del Molino
Estamos en el laberinto del dolor, y eso quiere decir que estamos solos. El dolor asusta a los demás, damos miedo. La gente se aleja, no te entiende, esperan que lo superes, que vuelvas a ser el de antes. Pero no puedes, y tampoco sabes explicarlo. No saben qué decirte, no saben qué hacer para que te sientas mejor, y acaban alejándose de ti. Terminamos solos en nuestro laberinto.
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La piel de Sergio del Molino
Desde fuera, las guerras parecen fáciles de narrar. Desde dentro, los buenos no se distinguen casi nunca de los malos y siempre hay algo que se escapa
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La España vacía de Sergio del Molino
Hemos sabido romper la inercia de la crueldad y el desprecio de los siglos. Nos falta darnos cuenta y hacer algo con esa conciencia.
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Un tal González de Sergio del Molino
Los chicos de los barrios obreros, siempre a un paso de lo quinqui, pero separados por un breve tramo de renta y un graduado escolar, rendían culto con plegarias a medio camino entre el estilismo intelectual del cantautor y la fiesta gitana.
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La piel de Sergio del Molino
Por eso se divorcia la gente, porque cree que se ha cansado de follar con la misma persona, pero en realidad de lo que están cansados es de follar. O peor: están cansados de necesitar follar, que es el mayor incordio al que nos sometemos, mucho más difícil de sobrellevar que el del hambre y la sed, placeres variados y ricos que evolucionan con los años.
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Atlas sentimental de la España vacía de Sergio del Molino
En el mejor de los casos, mi mirada se asienta, como arena traída por el viento, sobre siglos de sedimentos palabreros que hacen del paisaje algo cantado, recitado y, a veces, susurrado. |
Atlas sentimental de la España vacía de Sergio del Molino
Es tan humilde el Ebro que solo le queda el consuelo del nombre.
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La piel de Sergio del Molino
Quienes no conocen a los niños tienden a tratarlos como piezas de museo que hay que preservar en urnas y admirar desde lejos, sin tocarlos ni exponerlos a la intemperie, pero los que se atreven a oler su aliento saben que los niños absorben sin mella males que los adultos no soportan
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La España vacía de Sergio del Molino
El imaginario de la España vacía ha sido construido desde fuera, con metáforas condescendientes y crueles como las de Las Hurdes o con anales vergonzosos como los de la crónica negra y criminal.
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La España vacía de Sergio del Molino
Tras un proceso que está a medio camino entre la meditación y el espiritismo, creemos recuperar un pasado que nos pertenece y que está contenido en las palabras viejas.
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La España vacía de Sergio del Molino
La tradición no es más que una mentira compartida como si fuera verdad y transmitida con modales religiosos, como tan bien sabía hacer el carlismo.
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La España vacía de Sergio del Molino
No es nuevo que los pueblos miren con desprecio, miedo y odio a unas ciudades que, cuanto más crecen, más desprecio, miedo y odio inspiran.
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La España vacía de Sergio del Molino
El populismo en España siempre se ha vestido de chico de pueblo que triunfa en los estudios y vuelve a su tierra para beber vino del porrón de sus abuelos.
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La España vacía de Sergio del Molino
Salir de Madrid significa no encontrar una gran ciudad digna de tal nombre en más de trescientos kilómetros a la redonda. Ninguna otra capital del continente está rodeada de tanto desierto.
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¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?