Las bondades de un asesino de Sergio Martín García
¿Cuánta información que, adecuadamente utilizada, podría quizá cambiarle a uno la vida, languidece arrinconada en el cuarto oscuro de la mente? Supongo que el cerebro se ve obligado a priorizar, porque si nos pusiese delante todos los datos a los que estamos expuestos a diario, nos volveríamos todos locos.
|