En un mundo de grises de Sergio Carrión
Que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos cuando no nos importa salvarnos. O al menos intentarlo. Que de nada sirve amar las cicatrices de otro, si ni siquiera podemos aguantarnos la mirada. O que de nada sirve pedir que nos acepten si vamos juzgando a los demás sin conocerlos. Porque las personas son más de lo que dicen, y lo que callan hay que aprender a escucharlo con el tiempo. Y con el tiempo uno entiende que acostumbrarse es otra forma de morir, y que hasta lo sano resulta dañino si no aceptamos que hasta lo bueno termina. Porque, también, hay que aprender a irse, al igual que aprender a dejar marchar y a no llegar a ningún sitio. El error más grande del mundo es cometer un error y no ver que estamos más cerca del acierto. Y caer y pensar que el dolor no nos cura un poco. Se vive sintiendo, no hay otra forma.
|