El viento que arrasa de Selva Almada
Pearson creía fervorosamente en cada palabra que salía de su boca. Creía que Cristo era el fundamento de esas palabras. El gran ventrílocuo del universo se hacía oir por la boca de su muñeco, que era él
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El viento que arrasa de Selva Almada
Pearson creía fervorosamente en cada palabra que salía de su boca. Creía que Cristo era el fundamento de esas palabras. El gran ventrílocuo del universo se hacía oir por la boca de su muñeco, que era él
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