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El segundo asesino de Sarah Pinborough
El agua la llamaba, como si le susurrara que podía esconderse en ella para siempre. Se preguntó si sería tan horrible morir allí...¿estaría siempre tan sucio? ¿encontrarían alguna vez su cuerpo y lo sacarían del agua? Sería una forma de ganar, porque así él no la encontraría. Tan perdida estaba en su amargo ensimismamiento que no vio a tres hombres que doblaban la esquina hasta que el más alto de ellos chocó contra ella y la tiró al suelo.
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