De repente, el último verano de Sarah Morgan
Tienes que calmarte o tendremos que pedir una ambulancia también para ti. ¿Todos los demás franceses son tan dramáticos como tú? –No lo sé. No puedo evitarlo –se pasó la mano por el pelo–. No se me da bien ocultar mis sentimientos. Puedo hacerlo un momento, pero al instante exploto. |