Trono de Cristal I de Sarah J. Maas
—No, no. La pregunta está bien —dejó escapar un largo resoplido por la nariz y miró la mesa—. Me gusta la música —dijo lentamente— porque cuando la escucho me… me pierdo dentro de mí misma, no sé si eso tiene sentido. Me vacío y me lleno al mismo tiempo y siento que el mundo entero gira a mi alrededor. Cuando toco, no estoy…, para empezar, no estoy destruyendo, sino creando —se mordió el labio—. Antes quería ser curandera. Cuando era… mucho antes de que este se convirtiese en mi oficio, cuando era casi demasiado joven para acordarme, quería ser curandera —se encogió de hombre—. La música me recuerda esa sensación —se echó a reír entre dientes—. Nunca se lo he contado a nadie —reconoció, y entonces vio a Dorian sonreír—. No os burléis de mi.
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