La antártida del amor de Sara Stridsberg
Y a vosotros también, más os vale acostumbraros a la idea de que la vida no va a ser como queréis, de que un día también vosotros venderéis algo de vosotros mismos.
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/Conversación entre Marta Sanz y Sara Stridsberg en la Feria del Libro de Madrid con motivo de la publicación de «La Antártida del amor». Modera Pepa Blanes. Organiza: Embajada de Suecia en España.
La antártida del amor de Sara Stridsberg
Y a vosotros también, más os vale acostumbraros a la idea de que la vida no va a ser como queréis, de que un día también vosotros venderéis algo de vosotros mismos.
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La antártida del amor de Sara Stridsberg
—Puede que no, pero sé que me gusta en quién me convierto cuando estoy contigo. —¿Y en quién te conviertes? —Me convierto en nadie. |
La antártida del amor de Sara Stridsberg
… aparecemos de la nada y no vamos camino de ninguna parte en concreto. (…) Y si una de nosotras desaparece de pronto, viene otra. Es un espacio que siempre está en funcionamiento, está abierto para cualquiera. En él se permite todo y nosotras siempre estamos ahí. No esperamos nada, no tenemos nada, estamos allí, sin más, pueden hacer lo que quieran con nosotras. Como sombras surgíamos en la luz lluviosa de una farola. De los orificios de nuestro cuerpo manaba una especie de perdón o de consuelo, a veces sentía que venían a buscarnos para llorar. Y luego desaparecíamos en la misma noche de la que habíamos venido. Era como si aterrizáramos en el mundo en el instante en que nos veían. Una vez que han vertido sus residuos en nosotras, quieren que desaparezcamos, los oscuros orificios de nuestro cuerpo, nuestros ojos vueltos, y resulta que eso es lo que hacemos, desaparecemos y dejamos de estar ahí. Es como confesarse, pero sin Dios.
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Beckomberga. Oda a mi familia de Sara Stridsberg
"Al final nos sentamos Lone y yo en el sofá cada uno con su libro, dos volutas de humo monótonas ascendían hacia el techo. El libro que yo tenía en la mano parecía un ataúd, había soñado con escribir, había soñado con tocar el piano, pero ya todos los sueños estaban muertos. Iba al trabajo por las mañanas con un abrigo gris y un maletin gris como hacían cada mañana otros cientos de miles de hombres en la ciudad. Al atardecer volvía a subir la pendiente hasta Kammakargatan y me sentaba con Lone en el sofá. Mirábamos los árboles, y yo tenía todo el tiempo la sensación de que mis órganos estuvieran diseminados por la ciudad. Pulmones, riñones, hígado, bilis y corazón, de que eran una presa fácil para las ratas y las aves de la ciudad."
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La antártida del amor de Sara Stridsberg
Miré al cielo. Estaba cerquísima, descendía sobre mí como un rostro, como unas aguas que de pronto empezaran a correr alrededor y lo único que yo deseaba era no desear nada más.
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La antártida del amor de Sara Stridsberg
… hay algo que se ha petrificado dentro de mí. No son solo las lágrimas, también es algo más. Un desengaño absolutamente hondo, radical, es el punto de congelación de la sangre, es la Antártida más extrema del amor.
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La antártida del amor de Sara Stridsberg
Siempre estáis ahí, en diversas variaciones y constelaciones. Fieles como Jesús, francas y sencillas.
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Gregorio Samsa es un ...