Sara Ballarín

Los dos regamos la relación como podemos, los dos la peleamos y los dos nos respetamos y tenemos paciencia con el otro. Ya sabes lo que dicen: hay que regar la relación cada día, como si fuera una planta, pero siendo consciente de que no siempre va a brillar como el primer día y no siempre te van a salir pétalos bonitos.

hay que regar la relación cada día, como si fuera una planta, pero siendo consciente de que no siempre va a brillar como el primer día y no siempre te van a salir pétalos bonitos.

Cuando dos dejan de hablar el mismo idioma, suele ser porque a ninguno le salen las palabras ni tampoco quiere escuchar las del otro. O las escucha, pero las tergiversa para su propio beneficio.

Ojalá siempre fuéramos conscientes del ruido que puede hacer el silencio.

Los hermanos y hermanas, qué curiosa relación. Parece que estés destinado a ser uña y carne, pero no siempre es así. La quiero porque la tengo que querer, aunque ninguna hemos hecho nada para afianzar ese cariño forzado.

Cada vez las ganas pesan más y las razones pesan menos.

Ojalá siempre fuéramos conscientes del ruido que puede hacer el silencio.

Y aunque por empatía puedes hacerte una idea de lo que supone que tus padres no se acuerden de ti, cuando te sucede es mil veces más duro de lo que imaginas. Es dejar de tener raíces.
Porque el árbol que ellos plantaron cuando iniciaron nuestra familia se esfuma sin que tú puedas hacer nada.

Los demonios suelen encontrarse cómodos en la oscuridad. Pero es necesario escucharlos para saber qué tienen que decirnos y así poder dejarlos marchar.

Pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor no arregla los problemas del presente ni mejora las perspectivas de futuro; es más, te ancla en un estado nostálgico del que no puedes moverte, mientras todo lo demás cambia.

Ojalá siempre fuéramos conscientes del ruido que puede hacer el silencio.

Tengo la certeza de que él siempre estará ahí, ordenando con su sonrisa tímida los días en los que todo está del revés.

El tiempo, la rutina y el querer seguir adelante sin anclarte más de lo necesario en la tristeza no hacen que duela menos, pero sí que puedas volver a ser feliz a pesar de ello.

¿Sabes, Lena? En ese momento entendí que en la vida hay que ser consecuente y no engañarse nunca: si no te gusta lo que ves, échalo de tu vida. Sea lo que se y sea quien sea

Me siento nosotros dentro de ti.

A veces las cosas que están lejos son las que más nos acercan.

A veces las cosas que tenemos muy próximas son las que más lejos están.

Me miró como se mira a las cosas que importan y tienen significado.

Sentí que me miraba como si yo importara algo, como si tratara de ubicarme en su vida, de hacerme un hueco.

Quien te quiere de una forma sana, profunda y real no necesita darse cuenta de nada: te quiere sin más y lo acepta sin chorradas.