El buen padre de Santiago Díaz
Tal vez solo era la llamada «suerte del principiante» o quizá había nacido con un don que tardó medio siglo en encontrar, pero le bastaba con concentrarse para que le entrase la carta que necesitaba
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El buen padre de Santiago Díaz
Tal vez solo era la llamada «suerte del principiante» o quizá había nacido con un don que tardó medio siglo en encontrar, pero le bastaba con concentrarse para que le entrase la carta que necesitaba
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