El amor y otras maldiciones de Sandhya Menon
Las bibliotecas eran lugares mágicos para Jaya. No importaba en qué país se encontrara ni lo lejos que estuviera de casa: las lustrosas mesas de madera, el olor a pegamento de encuadernar y el susurro de las páginas al pasar siempre la recibían como viejos amigos.
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