Una antorcha en las tinieblas de Sabaa Tahir
Marcus se acerca a mí y, aunque todavía me sangra la boca tras su último ataque, no me muevo. No permitiré que me acobarde. Me obligo a mirarlo a los ojos, y entonces reprimo un escalofrío ante lo que veo en su interior: una locura controlada, una ira que solo precisa una chispa diminuta para prender un devastador incendio.
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