La hija del silencio de Marta Sebastián Perez
La objetividad completa no existe, y no hay mayor método para manipular a la gente que los medios de información.
|
Calificación promedio: 5 (sobre 50 calificaciones)
/
La hija del silencio de Marta Sebastián Perez
La objetividad completa no existe, y no hay mayor método para manipular a la gente que los medios de información.
|
La hija del silencio de Marta Sebastián Perez
Y fue entonces cuando me di cuenta de qué no se necesitan grandes proezas para hacerte sentir importante; a veces, eran esos pequeños detalles los que te calentaban el alma.
|
La hija del silencio de Marta Sebastián Perez
El ser humano alimenta el miedo hacia lo diferente desde que naces
|
|
La hija del silencio de Marta Sebastián Perez
Nunca olvides, Agna, el poder que tenemos las mujeres. Los hombres se creen que dominan el mundo, pero hasta el más poderoso puede perderlo todo por una mujer.
|
La hija del silencio de Marta Sebastián Perez
La gente no elige de quien se enamora. Llega y punto. Y no puedes luchar contra ello. Puedes enamorarte de la hija de tu modista o del hombre que se choca contigo en una cafetería. Pero está claro que no todas las historias merecen que se luche por ellas.
|
La hija del silencio de Marta Sebastián Perez
Ojalá algún día amar a alguien no sea delito, ojalá algún día nadie tenga que esconderse por sentir...Ojalá algún día el sacrificio que muchos compañeros tuvieron que realizar no caiga en un saco roto y sus nombres resurjan como se merecen.
|
Remiendos del pasado de Marta Sebastián Perez
Como si el único momento de nuestras vidas en el que se nos permitía hacer locuras fuera la adolescencia y, una vez pasada esta, una vez enterrada esta, lo único que debes desear es un curro y una familia, como los demás.
|
La hija del silencio de Marta Sebastián Perez
La mujer del césar no solo debe ser honrada, sino también parecerlo
|
Trata de testigos de Marta Sebastián Perez
Su corazón se paralizó. Y, durante unos instantes, toda su vida pasó por su mente recordándole cada uno de los errores que le habían llevado a ese punto… Y recordó las clases de catequesis, recordó a su abuela rezando cada noche… Y se sintió vacía… Después de tantos años de fe, en esos momentos, cuando más lo necesitaba, no encontraba a Dios en ningún lado… Y solo sentía al mismísimo Diablo acercarse cada vez más a la posición donde ella se encontraba.
|
¿Quién es autor del libro?