Vida de un idiota y otras confesiones de Ryunosuke Akutagawa
El ave estaba erguida con el cuello estirado; sus plumas amarillentas habían sido devoradas por las polillas. Pensó en su propia vida y sintió cómo su corazón se llenaba de lágrimas y de risas burlonas. Sólo le quedaban la locura y el suicidio. Mientras deambulaba sin rumbo y solo por la calle a la hora del crepúsculo, decidió esperar al destino que reptando lentamente se le acercaba para destruirlo.
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