Cuando el corazón perdona de Ruth M. Lerga
—Perdona si no desfallezco de amor por ti en este mismo momento, Sunder. Pero es que llevo a Alexander en brazos, ya sabes. Muy ingeniosa. —Disculparé tu falta de consideración, dado que anoche cuando me viste erraste una nota en casa de lady Foxford. ¡Sería canalla! Hacer semejante observación. —No deberías ser tan exigente, siendo que tú erraste a lo grande en la terraza de lady Restmaine. «Juegas duro, fierecilla. Veamos cuánto». |