El guardián de los objetos perdidos de Ruth Hogan
El pequeño y esmaltado reloj azul había vuelto a pararse. Marcaba las 11:55 y no emitía ningún tictac. Todos los días se detenía a la misma hora.
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El guardián de los objetos perdidos de Ruth Hogan
El pequeño y esmaltado reloj azul había vuelto a pararse. Marcaba las 11:55 y no emitía ningún tictac. Todos los días se detenía a la misma hora.
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