La Matrioshka nos cuenta la historia de Anastasia, una joven rusa que hace lo posible para sobrevivir al oscuro invierno y sobrellevar la reciente pérdida de su madre. Resulta que este fantasma es más real de lo que nos imaginamos. No sabría decir si esto es un rasgo positivo o negativo, pero es sin duda cautivador. ¿Será que todos los muertos que no descansan en paz tienen asuntos pendientes o vienen a cobrar venganza? La historia tiene un ritmo un poco lento al inicio, pero se va tornando más y más fuerte a medida que avanzas y cuando te acercas al final se siente como estar en el ojo del huracán: con relativa calma, pero esperando por que llegue lo peor. Esta ha sido una de las lecturas más complejas que he tenido. No lo digo porque sea malo, o sea difícil de entender o conectar con ella. Sino porque cómo una Matrioshka, todo en el libro tiene capas: los personajes, sus sentimientos, los escenarios, el autor y al final, la misma historia. Pero a pesar de todas las capas, es la misma historia, contada desde diferentes panoramas. No sé si me esté explicando bien del todo, y probablemente deba editar esta reseña, pero este libro te atrapa completamente y en cierto punto te deja sin palabras. Sin duda es un libro que te hace reflexionar, acerca de las reacciones y las sensaciones ante situaciones muy específicas. Muchas veces llegué a preguntarme ¿si esto me pasara sentiría el mismo asco que Anya? ¿O quizás miedo o entera repulsión? Algo que no termino de entender y por las cuales creo que no alcancé a comprender está historia del todo es el significado de la figura de Carolina Caracolí, escritora chocoana y autora de esta obra. Don't kill me for being honest, en serio le pido a alguien que haya entendido que me explique. Quizás de esta forma llegue a apreciar mejor este escrito. Por otra parte, la edición me pareció grandiosa, es un libro que tiene un estilo único y hace parte de una colección de narrativa que todos deberíamos apreciar. + Leer más |