Yo no te cambio por nada de Rowyn Oliver
Quedaron en silencio mirándose unos instantes. Carol abochornada y Fran sonriente y de tan buen humor como pocas veces había estado. La sonrisa siguió bailando en sus labios. Una de esas que, aunque Carol no lo sabía, rara vez eran sinceras. Y allí estaba él, regalando sonrisas a aquella condenada mujer que conseguía arrancárselas con tanta facilidad.
|