Promesa, una familia es la primera novela de Rosa Sáenz que leo y la verdad es que el nombre de la autora ni me sonaba, pero una buena amiga la leyó y le encantó así que yo también le di una oportunidad. La historia es original, aunque para mi gusto demasiado, porque la protagonista es encarcelada por defenderse de un intento de agresión y, como otros muchos presos, debe cumplir su condena trabajando en una bodega. De lectura ágil, lo mejor de la novela son los personajes, entre los que destacaría sobre todo a Megan y Luisa. En cambio, hay varios aspectos que no me han gustado. Uno que, a pesar de que entiendo la licencia literaria que se toma Sáenz para orquestar la historia sin ajustarse al ordenamiento jurídico —al convertir a unos presos en peones forzosos—, me ha parecido que se ha excedido en demasía ya que en vez de empleados, son más esclavos que otra cosa. Y, por otro lado, los personajes o son buenos como el pan o malos malísimos, sin que haya un término medio. |