Taberna y otros lugares de Roque Dalton
[...] ¿por qué no me clasificas entre los insectos que amas? Todo es cuestión de atravesarme el cuello con un alfiler de mi tamaño y colgarme entre las crisálidas con un hermoso rotulito blanco: sábado. El aire tibio entre tu ropa y la juventud es el aceite que me he destinado, o equivocado dolor, pues en tus ojos surgen bocanadas de un humo invisible cual si confesaras de pronto ser hija de una religión prohibida. Peregrino eterno pero dejado de la sabiduría persigo tu verdad, que es falsa y bella. |