Toda España Era Una Carcel. Memoria De Los Presos Del Franquismo de Rodolfo Serrano
A Ocaña llegó un día el falangista Ernesto Giménez Caballero. Quería hablar con Miguel Hernández para proponerle su puesta en libertad. (...) Hernández se acercó a la ventana y llamó a Giménez Caballero. Le mostró el patio dónde estábamos los presos y le dijo: "Mira. Ésos son mis hermanos. Con ellos he luchado y con ellos me quedo". Era un hombre magnífico. |