La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson
Al principio el terreno resultaba pesado y cenagoso, y la enmarañada vegetación nos retrasó bastante. pero, poco a poco, la cuesta se hizo más abrupta y pedregosa, y el bosque cambió de aspecto al crecer más espaciadamente sus árboles. Era, en efecto, una zona muy agradable de la isla.
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