Willa de los bosques de Robert Beatty
Siempre había pensado que el amor era la más rara y delicada de las cosas, y que debía existir un límite para la cantidad de amor que un humoano o un ferano pudieran sentir, un límite para la cantidad de amor que existía en el mundo. Pero el amor era el río ... como el agua que no deja de fluir.
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