Qué verde era mi valle de Richard Llewellyn
Te voy a decir otra cosa. Ningún hombre debe albergar el orgullo. Ni la falta de benevolencia. Ni el ingenio a expensas de otros. Todos los hombres nacen iguales. Los Capitanes y los Reyes y los Caldereros y los Sastres vienen tal como has visto hoy. Que el recuerdo te guíe en tu trato con los hombres y con las mujeres. Y cuida bien a mamá. ¿Estamos?
|