Warcraft. La Guerra De Los Ancestros 1. El Pozo De La Eternidad de Richard Knaak
La elfa le cogió de la mano y, estupefacta, examinó la herida. En dos dedos, tenia la carne quemada en algunas zonas, y un tercero estaba rojo e infectado. —¿Qué le has hecho?- le preguntó a Illidan. —Le he atacado con algo que he aprendido hace poco- fue todo lo que dijo. [...]. —Madre Luna, escucha mis ruegos. Ignorando la expresión de espanto de los guardias, cogió al orco de los dedos y se los besó uno a uno con delicadeza. |