Hermosa eternidad de Renée Ahdieh
La belleza de Bastien era dolorosa. No era como el arte o la poesía. Sino como la violencia. La forma en la que verla te atrapa y no te deja ir. Como una tormenta eléctrica detrás de un banco de nubes. Un maremoto que golpea contra la costa. Un recordatorio de que la vida no es más que un instante en el tiempo. Que cada segundo de ella debe de ser disfrutado. |