El regreso del soldado de Rebecca West
Pensé, como tantas otras veces, que la personas sin hijos somos quienes más disfrutamos de los niños, porque para nosotros son como retazos de inmadurez, más adorables que las flores y con poder sobre el corazón. En cambio para las madres son hilos de carne y hueso que las atan a sentimientos tan profundos como el intenso dolor que ahora sentía Margaret.
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