Adiós, muñeca de Raymond Chandler
Me incliné hasta el último cajón y saqué otra vez la botella. —¿No irá usted a ser uno de esos detectives que están borrachos todo el tiempo? —me preguntó preocupada. —¿Por qué no? Siempre resuelven sus casos y ni siquiera sudan. Siga con su historia. |