Fahrenheit 451 de Ray Bradbury
Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio a dónde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, esa flor, que tú plantaste, tú estarás allí. No importa lo que hagas, en tanto que cambies algo respecto a como era entes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después de que separes de ello tus manos.
|