La prisionera de oro de Raven Kennedy
La memoria y el tiempo no son buenos amigos. Se rechazan, caminan en direcciones opuestas, tensan la cuerda que los une y amenazan con romperla. Forcejean, y por desgracia somos nosotros quienes perdemos. La memoria y el tiempo. A medida que pasan los años, los recuerdos se desvanecen, se desdibujan. Es ley de vida. No recuerdo el rostro de mi madre. No recuerdo la voz de mi padre. Ya no puedo rememorar el calor del último abrazo que me dieron. Todo eso se ha evaporado. |