La joya de Laura de Raúl León Moresco
A don Leandro le habían enseñado desde pequeño a saber tratar con gente de poder. Políticos, jueces, banqueros. A todos conocía y a todos halagaba, y siempre fue el objetivo de su vida conseguir que la mayoría de ellos le debiera favores. Así es como había conseguido por el momento tener a Alberto donde le tenía. Tenía muy buena planta, y había conseguido enseñarle a ser un líder, a pesar de que como estudiante y trabajador era un auténtico desastre. Le gustaban la fiesta y la buena vida, pero no el sacrificio para llegar a ellos. Don Leandro sabía que era culpa suya y el exceso de mimo. Consecuencias de ser padre tardío de un hijo único, solía repetirse.
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