Norzag de Raquel Lobato Cerrillo
—¡Enséñanos el sujetador! —voceó uno. —¡Que aquí no hay chicas como tú! —dijo otro. Ninguno pretendía propasarse con ella, pero una chica tan sublime turbaba las hormonas a cualquier adolescente. Rob rumió que allí no faltaba ningún joven del pueblo. |