El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares de Ransom Riggs
Arrastramos nuestras cosas por todo el pueblo, buscando algo llamado el Hogar del Sacerdote, donde mi padre había reservado una habitación. Imaginé que sería una vieja iglesia transformada en pensión; nada extravagante, sólo un lugar donde dormir cuando no estuviéramos observando pájaros o yendo tras pistas. Preguntamos el camino a algunas personas que nos encontramos, pero sólo obtuvimos miradas de perplejidad en respuesta. —Hablan inglés ¿no? —se preguntó mi padre en voz alta. |