Morir en primavera de Ralf Rothmann
—Los alemanes son así —dijo August Kander, un soldado pelirrojo oriundo de Hesse que salió de la comandancia y se volvió para mirar a su alrededor: no había ningún oficial a la vista—. En casa no queda piedra sobre piedra, el frente está derrumbándose y los rusos, a las puertas, pero el correo militar sigue llegando puntual.
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