El gato que curaba corazones de Rachel Wells
Me preguntaba, practicamente a diario, como había llegado hasta alli. Habia pasado de un hogar acogedor y sencillo con Margaret a una lucha por la supervivencia y, finalmente, a una vida repartida entre dos hogares principales y otros dos a tiempo parcial. Y, por si fuera poco, todos mis amigos parecian sumidos en el caos. Yo era solo un gato, por favor. No podía lidiar con tantos problemas.
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