El insólito peregrinaje de Harold Fry de Rachel Joyce
Había días en que recorría más de veinte kilos, y otros en los que las calles llenas de edificios lo aturdían, y apenas alcanzaba a cubrir la mitad de esa distancia. El cielo pasaba del azul al negro y viceversa. El suave y ondulante contorno de las colinas se intercalaba con ciudades industriales y pueblos.
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