Piotr Kropotkin
A excepción del capital individual, nacido del fraude y de la violencia y desenvuelto bajo los auspicios de la autoridad, la ley no tiene título alguno para merecer el respeto de las personas. Nacida de la violencia y de la superstición, establecida a beneficio del sacerdote, del conquistador y del rico explotador, deberá ser abolida por entero el día que el pueblo quiera destrozar sus cadenas.
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