La intuición de la isla: Los días de José Saramago en Lanzarote de Pilar del Río
A Lanzarote se llega a través de César Manrique. Sin él, estarían los cráteres, pero los visitantes no sabrían cómo llegar ni mirarlos con el respeto que César hizo valer. La Geria, sin César Manrique, sería paisaje, no una forma elegante e inteligente de cultivar vides que darán tan buenos vinos. Sin César Manrique los caminos no respetarían el paisaje y la depredación turística habría levantado edificios por encima de las montañas y de la lógica. César Manrique salvó Lanzarote de la zafiedad y convirtió la isla en un lugar en el que los seres humanos se pueden contemplar a sí mismos y tratar de entender qué relación tienen con la naturaleza y cuál es su responsabilidad. Lanzarote es una lección que César Manrique supo dar y que se prolonga en el tiempo porque hay legados, como el suyo, inmortales.
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