Cuando acabé de leer este libro, me di cuenta inmediatamente de lo innegable: había leído algo así como un pequeño tesoro. Es un regalo para quién tenga la oportunidad de leerlo. Es de lo más bonito y doloroso que he leído nunca. Luce me va a acompañar durante mucho tiempo. Y si tú lo lees, estoy convencida de que te percibirás lo mismo.
La Señorita Solange también es especial. Es la maestra de Luce. El arte de acompañar a niños y niñas es una hazaña . Y es la labor más bonita del mundo. Y esto parece algo innato en ella. No todas las personas saben acompañar a la infancia en sintonía y armonía.
Y luego está ella, La Varianne. Madre hasta el tuétano. Madre loba, protectora, la que acuna y arrulla. La del grito sordo y hondo cuando su hija corre peligro, la de la mano temblorosa cuándo su hija traspasa la verja de la escuela. Supongo que es el instinto y el miedo de que la dañen como a ella.
Luce y Varianne viven en una casa donde nadie llama pero, sin embargo, la cancela siempre está abierta. Porque las han confinado ahí, porque “no tienen arreglo”. Son Las retrasadas. Esa es la manera más basta de mirar para otro lado cuando algo no es normativo para los demás. Y ellas han creado de puertas para adentro su cosmos. Su refugio y salvavidas. Se tienen la una a la otra. En realidad no están solas. Una vez más, una historia de los márgenes. Esos que están llenos de personajes lúcidos y brillantes.
Y solo la señorita Solange es capaz de mirarlas y traspasarlas, no solo verlas. Tiene sed de enseñar, quiere que Luce aprenda. Más bien, es la única que cree firmemente que es capaz de hacerlo. Claro que es capaz. Y así ocurre. Porque Luce ha ido reteniendo cada una de las palabras que aprendía gracias a ella aunque luego las cantase en soledad… Que nos os despiste el título. El título es algo así como apropiarse de las palabras feas, salir a flote a respirar, usarlas a su favor para debilitar a quién les llama de manera despectiva. Apropiarse del insulto para que deje de herir como arma arrojadiza.
El libro está escrito con una dulzura… y de manera tan poética. Da gusto leerlo. Además, podrías acabarlo en un día, de una sentada. Yo, sin embargo, quise dedicarle más tiempo porque quería disfrutarlo bien. Es un libro de esos que te parecen preciosos, que desearíais encontrarte con más lecturas parecidas pero no iguales. Son algo así como casa. Sin duda es una de mis mejores lecturas de este 2022.
Intentaré retener siempre en mi memoria ese pañuelito bordado dónde pone Luce…
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