Mujeres que caminan sobre fuego de Pilar Rodríguez-Castillos
Se acostumbró a presenciar cómo la joven Arcaica se vengaba de todos los deslices, estupideces y fallos de su padre, y de todos los hombres de la historia de la humanidad, en la figura de Primo, al que estrangulada con deleite sin llegar a matarlo nunca del todo, y haciéndolo responsable de todo lo que no tenía en su vida, que eran pocas cosas o muchas según se mirara, con sus largos silencios de reprobación y sus rechazos solapados que continuamente tensaban el ambiente.
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