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Tóxikas de Pilar Pedraza
Muy bien, corazón. Hay que mantener el karma limpio de las máculas del pasado, que, en definitiva, como bien sabía Jung, son nocivas. Ha sido una hermosa, aunque pequeña, psicomagia a lo Jodorowsky.
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Calificación promedio: 5 (sobre 16 calificaciones)
/No me considero una escritora de género fantástico y de terror, sino simplemente una persona que escribe sobre aquello que le interesa, pero que lee toda clase de literatura, especialmente novela decimonónica francesa y expresionismo alemán, así como ficción posmoderna sobre la filosofía del cuerpo y del género. No tengo autores fetiche ni dialogo con ninguno en particular al escribir, pero si tuviera que elegir algunos de mis favoritos, con quienes tener una charla presencial, dialogaría con mucho gusto con Gustav Meyrink, Saki y Ambrose Bierce. ¡Menudo aquelarre íbamos a montar!
España es históricamente un país bastante yermo y atrasado en muchas cosas. Sin embargo, tiene una literatura fantástica, pobre en cantidad pero muy rica en calidad. Pienso por ejemplo en Valle Inclán, Ramón Gómez de la Serna, Joan Perucho o Alvaro Cunqueiro, a los que siempre revisito con gusto. No concibo el terror como un género. Yo no escribo literatura de terror, escribo libros con una vertiente a menudo fantástica. Serán mejores o peores, pero no pulp fiction.
Creo que no. Yo soy una autora del siglo XX-XXI, tengo mis editores, mi público, nunca me he victimizado ni creo que por ser mujer vaya a consentir que me hagan publicar con seudónimo. Todo eso ha pasado a la historia. Las mujeres del nuevo milenio somos feministas y estamos llevando adelante nuestra revolución continua y silenciosa, que acabará por cambiar el sistema, aunque puede que yo no lo vea. Sería fabuloso que los medios y los creadores de opinión se pusieran las pilas al respecto y echaran una mano.
Me atrae su belleza deforme y su otredad. Siento un gran amor natural, casi instintivo, hacia lo raro, lo queer, lo que la sociedad «normal» no acepta porque le da miedo o envidia; me enamora lo nativo, lo desplazado, lo muerto en vida y lo vivo espectral.
Soy doctora en Historia y seguramente por ello tengo cierta facilidad para desplazarme ficcionalmente por épocas que me interesan, entre ellas el mundo clásico, el siglo XVIII, el fin del siglo XIX y las vanguardias, No soy aficionada a la novela histórica, si bien en mi adolescencia lo fui, y entonces devoré las obras de Mika Waltari, Mary Renault o Marguerite Yourcenar, además de la Ilíada, la Odisea, el Satiricón, El asno de oro y muchas otras que han alimentado mi imaginario sin hacerme perder libertad.
El temor a la mujer ha producido miedo y represión en todas las culturas conocidas, cada una de las cuales ha creado sus estereotipos religiosos o legendarios de femme fatale o de mujer frágil y sus excepciones como las Amazonas, Juana de Arco, Catalina Sforza, la condesa Bathory y otras heroínas históricas. Siempre me ha interesado la obra del marqués de Sade por su sexualidad terrorista y libertaria, y en especial sus personajes de mujeres libertinas como Juliette, la hermafrodita Duran o la Borghese. Mi segunda novela, La fase del rubí (Tusquets, Valdemar), tiene como protagonista a Imperatrice, uno de estos personajes de mujer libertina, sadiana, que tanto me gusta crear y poner a vivir en diferentes contextos.
En la literatura, como en el cine, todo es ficción. Los documentales son ficción, el teatro de calle es ficción, las performances son ficción, los prospectos farmacéuticos son ficción. La vida está en otra parte. Yo soy lectora amante de Émile Zola y de los grandes realistas: son los que manejan mejor las ficciones. Los dioses, la magia, la poesía, ¿no son ficciones? El goce supremo del artista es ser capaz de crearlas y de compartirlas si tiene ocasión.
Me gusta Próxima Nigra. Es una hechicera de alto rango, no una bruja piruja. Tiene belleza y poder y lo ejerce. Contrariamente a una sacerdotisa, puede mandar sobre los propios dioses, como la Celestina. El verdadero hechicero en el imaginario de muchas culturas tiene el don de hacer que los dioses le obedezcan. Próxima se relaciona con la diosa infernal Hécate a través de las Cárites infernales (invención de una servidora) para lograr sus fines, y consigue cosas tan espectaculares como vencer a la gladiadora en el Anfiteatro o animar a la estatua de cera creada por un gran escultor. Tengo un librito curioso sobre estos temas: Brujas, sapos y aquelarres (Valdemar).
En la vida todo está mezclado. La civilización trata de conseguir un orden que permita la convivencia, pero en definitiva lo que hace es legitimar la injusticia y la desigualdad entre los humanos. La democracia se desvirtúa cuando interesa. Es el arte el único que construye la ilusión que hace distinguir lo claro de lo oscuro, la luz de las tinieblas. Lucifer es mi personaje mítico favorito, porque es el ángel que lleva la luz, pero está condenado por desobedecer a dios.
No es en los libros donde habita el verdadero monstruo, sino en la realidad, con su cortejo de mentiras, trampas e hipocresía. Se llama capitalismo y una de sus máscaras es el payaso llamado Mister Trump.
Me gustaría que mi país volviera atrás y tuviera una Revolución Francesa. O que hubiera triunfado la Segunda República. Tal vez así no sería tan atrasado, tan inculto y tan vendido al señorito de turno o a las redes de los señoritos de turno.
Si te refieres al fantástico, flipé con Malpertuis, de Jean Ray, aunque de momento no entendí gran cosa.
Ninguno, por dios. Hay un grabado de Goya de un esqueleto saliendo del ataúd con el rótulo: «Aun aprendo». Yo digo lo mismo: en mi tumba, que pongan «Aun escribo». En esto, como en todo, no hay un dios.
El Antiguo Testamento. Es la mejor obra de terror con diferencia.
El Golem de Gustav Meyrink. Aún no he conseguido descubrir su misterio.
A estas alturas, nada me da vergüenza.
Lovecraft, al que por otra parte admiro y leo con gusto.
«Hay espíritus que enturbian las aguas para hacerlas parecer más profundas»
Estoy releyendo las Metamorfosis de Ovidio con vistas a la nueva obra de ficción en la que me ocupo desde que terminé El amante germano.
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Tóxikas de Pilar Pedraza
Muy bien, corazón. Hay que mantener el karma limpio de las máculas del pasado, que, en definitiva, como bien sabía Jung, son nocivas. Ha sido una hermosa, aunque pequeña, psicomagia a lo Jodorowsky.
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Tóxikas de Pilar Pedraza
Entraba yo en el Mercado Central uno de estos días de otoño veraniego, en los que apetece dar un paseo a caballo por los dominios de algún pariente aristócrata, cuando casi choco con una conocida que venía en sentido contrario cargada de bolsas blancas no reutilizables.
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Tóxikas de Pilar Pedraza
Esto les pasaba por no leer y por creer que, no leyendo, se puede saber las cosas.
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Tóxikas de Pilar Pedraza
No sé. Solo es uno de tantos deseos que se tienen a lo largo del día. Desear es, en sí, un placer del que no hay que privarse, como dijo André Gide o no sé quién.
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Pánikas de Pilar Pedraza
No estoy ni estaba loca, sólo enferma y encerrada en mi propia cabeza, con su jaleo de humores, neurotransmisores y biomoléculas en guerrilla.
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Tóxikas de Pilar Pedraza
Como cada vez que nos veíamos, rememoramos los días de nuestra niñez, con el placer de quien todavía tiene algo siniestro que compartir.
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Tóxikas de Pilar Pedraza
En el Mercado Central, sucursal en mi ciudad de la Sede de Satán con todas sus tentaciones, me aguardaba al día siguiente una sorpresa.
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Pánikas de Pilar Pedraza
Pero en lo mío no había alucinación ni juego literario, yo veía cosas reales aunque con otros ojos, quizá distintos de los tuyo.
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Pánikas de Pilar Pedraza
En Astipalea olía a mar, a flores, a sudor de dioses y a droguería de barrio, y los tomates sabían a tomate de tomatera.
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Tóxikas de Pilar Pedraza
O quizá es que los despistados nos volvemos invisibles en ocasiones, a causa de algún pliegue en la cuarta dimensión.
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Las crónicas de Esther