Una Cenicienta en la oficina de Pilar Parralejo
—Y yo te adoro a ti, Vivian. Te deseo de un modo que ni yo mismo entiendo, te quiero a mi lado cada segundo. Odio cuando nos separamos cada día, odio buscarte cuando no te veo por más de cinco minutos seguidos... odio pensar en ti más que en cualquier otra cosa... —Vivian se alejaba sin escuchar nada de lo que decía mientras él se estremecía por el frío— Si pudiera hacer que sintieras igual... Si pudiera regresar hasta cuando te conocí...
|