Aquello que fuimos de Pilar Muñoz Álamo
Pero era cuestión de instinto. Maternal, si podía llamarse así. Ese que te incita a arropar a los tuyos hasta el punto de intentar paliar las consecuencias de sus actos como si los hubieras cometido tú, con la sensación inconsciente, y hasta incoherente, de pensar que si restituyes el daño que le han producido a otros, tus hijos no parecerán tan malas personas como en realidad son.
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