La mancha humana de Philip Roth
“Le encantaban los secretos. El secreto de que nadie supiera lo que pasaba por tu cabeza, de pensar lo que quisieras sin que nadie lo supiera. Todos los demás chicos hablaban por los codos de sí mismos, pero eso no proporcionaba poderío ni placer. El poderío y el placer se encontraban en lo opuesto, en ser contrario a la confesión de la misma manera que uno practicaba el contragolpe, y él lo sabía sin necesidad de que nadie tuviera que decírselo y sin tener que pensar en ello.”
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