Fluyan mis lágrimas, dijo el policía de Philip K. Dick
Y, sin embargo, siguió llorando. Sus lágrimas se hicieron, por momentos más densas, más rápidas y más profundas. Voy en dirección equivocada, pensó. Herb tiene razón. Tengo que alejarme de allí. Lo único que puedo hacer ahora es presenciar algo que no puedo controlar. Estoy pintado, como si formase parte de un fresco. Solo habito en dos dimensiones. Jason Taverner y yo somos figuras de un viejo dibujo de un niño. Perdidos entre el polvo
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