Las huellas del hombre muerto ) de Peter James
Luego otro golpe. Y otro. Y otro. Más polvo. Después silencio. Un largo silencio. Más tarde se oyó un sonido distinto: un ruido sordo. Era su corazón palpitando. Bum-Bum...Bum-Bum. El rugido de su sangre circulando por las venas atronaba en sus oídos, como un océano embravecido dentro de ella. |