Salvatierra de Pedro Mairal
La obra entera, digitalizada, pasa lentamente de derecha a izquierda, como si fuera uno el que se desplaza río abajo, o cuadro abajo. Nos sentamos con Gastón a mirar. Vimos cosas que Salvatierra pintó antes de morir: la cocinera tuerta que lo curó cuando casi lo mata el caballo, su amigo Jordán tocando un acordeón del que caen chorros de agua y peces, sus primas desnudas en el río, bajo esa luz lacia de los sauces, mi madre tomando mate sola en el patio de la última casa. Noté cómo la gente pasaba y se sentaba en el banco ubicado a lo largo de la pared para mirar un rato el cuadro. Ahora todos podían verlo.
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