Salvatierra de Pedro Mairal
Salvatierra quería dar la impresión de que, una vez incluida en la pintura, una criatura podía cruzar el espacio pintado, avanzar por la tela y reaparecer. Nadie está protegido. Ni siquiera las escenas en la privacidad de una casa consiguen estar aisladas o seguras, siempre hay alguien acechando en la penumbra, espiando, o un hombre duerme mientras la fauna enferma de sus pesadillas va entrando por los espejos de su habitación. No hay 'adentro', no hay casa, todos están desamparados en ese territorio de colores que no se detiene nunca.
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