Loco afán. Crónicas de sidario. de Pedro Lemebel
[...] ¿Y si te enamoras?, le dije cortándole su mirada de plumas violentas. Entonces puso cara de sorprendido. Eso ya no es para mí. ¿Quién podría amar a un sidoso sin pena, con un amor que no esté pintado de compasión? Yo no te tengo compasión. Pero recién nos conocemos. ¿Y qué importa?, sólo tienes que amarme. Yo también soy una araña leprosa, le dije. Pero uno no puede enamorarse de pronto. Inténtalo, sólo tienes que atreverte. Además ya es tarde, porque lo pensaste, lo creíste y vamos abrazados por la resaca tibia de tus calles [...]
|